
Y sin embargo se mueve.
Tetuán, mi Tetuán, el Tetuán del oeste, es un barrio obrero de Madrid que ha sido y está siendo duramente golpeado por la crisis. Es un barrio tranquilo, de gente trabajadora de todos los colores y orígenes, donde muchísima gente se empleaba en oficios relacionados con la construcción y sectores afines. Es fácil entender por qué nos golpeó tan duramente esta crisis estafa en la que nos hundimos en aquél ya lejano año de 2007.
Uno de los problemas que tiene aquí y en todas partes la población migrante es la ausencia de redes de ayuda en los lugares de destino. Si no has vivido dentro de una cueva durante los últimos 5 años lo más probable es que sepas, por ejemplo, que hoy en día muchas familias de este Reino están saliendo del paso gracias a la pensión y los ahorros de los y las abuelas. Cuando uno se encuentra en la zona donde creció, suele disponer cerca de familia y amigos en quienes apoyarse en caso de necesidad, pero eso es algo cada vez más complicado de encontrar cuanto más se aleja de allí. A esto además hay que sumar las pésimas condiciones económicas, las nefastas "reformas" antisociales de este gobierno y el propio sistema económico y político en el que vivimos, que como en la novela de Camus, poco a poco nos convierte a todos en extranjeros para con los demás, e incluso, para con nosotros mismos. Todas estas circunstancias, al concurrir, provocan que cada vez más y más gente se halle en situación de tener que pedir auxilio, y no encuentren a quién. La Constitución de 1978 define a España como un Estado social y de derecho, y como tal, debería ser éste quien se ocupara de las personas, pero en estos tiempos de oscuridad vemos que vivimos en un Estado que se comporta de manera sociópata, dedicándose a torturar y esquilmar a sus ciudadanos en lugar de a ayudarles a salir adelante. El consumismo primero nos alejó a los unos de los otros, y cuando consiguió tenernos encerrados a cada uno en nuestra isla particular, compuesta de hipoteca, televisión, rebajas en el centro comercial y trabajo más o menos basura, regresó para despojarnos uno a uno de lo poco que nos quedaba. Jaque mate; jugada perfecta. O eso parecía.
Así nos encontró el alba a muchas personas, tiritando de frío y hambre y aferrándonos a los cuatro harapos que esta moderna Parca no logró arrebatarnos. Y con el brillo de este nuevo día que se abre, fuimos capaces de mirar a nuestro alrededor y descubrir que no estábamos solas. Que los despojados éramos legión, y que aún conservábamos alguna fuerza. El frío nos hizo acercarnos, y en el calor de la humanidad nos abrazamos y decidimos salvarnos a nosotras mismas.
Poco a poco, empezamos a hablar, a compartir nuestras alegrías y nuestras miserias, a entender que lo que pensábamos que era un problema solo nuestro, era en realidad lo mismo que nos pasaba a todas. Y decidimos empezar por el principio. El hambre. El maldito hambre. Recuerdo cómo mi abuelo me contaba que durante la guerra y la posguerra que asoló esta tierra hace casi 80 años se comían fritas las peladuras de las patatas o cazaban ratas para poder comer algo de carne. Que por las calles de Madrid no quedó ni un solo gato. Quién nos iba a decir a muchos hace tan sólo 5 años que aquellas remotas historias iban de pronto a resultarnos tan cercanas...

Sabemos además que no estamos solos. A lo largo y ancho de todo Madrid están creciendo iniciativas solidarias, desde abajo y despacito, pero fundando sus raíces bien profundas, de las que nos sentimos hermanos y con quienes colaboramos, como la RSP (Red de Solidaridad Popular), iniciativa que está creciendo y diversificándose a velocidad de vértigo y con quienes hemos estado en contacto últimamente, pero este es el principio de otra historia. Nosotros, de momento, vamos despacio, pero eso es porque vamos lejos.
El 15M ha muerto. Larga vida al 15M.
Síguenos en Twitter, Facebook y nuestra página web. Además puedes venir a conocernos los martes a las 19:00 en C/ San Enrique 16, en el local de la AA. VV. Tetuán - Cuatro Caminos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario