martes, 25 de junio de 2013

Sobre la fe en la política

Últimamente oigo mucho decir a gente que "están dejando de creer en la política". Es algo que me enerva sobremanera. La política no es una religión, carece de sentido creer o dejar de creer en ella. La política es la gestión de los asuntos que nos son comunes. Otra cosa diferente es identificar política con el politiqueo que gobierna las instituciones o nos aburre, porque ya ni nos engaña, desde los Mass Mierda. La política no es fe, sino acción. Y para ello es necesario definir objetivos (pioritario) y a continuación estrategias sensatas para alcanzarlos.

¿Qué es eso de "los políticos", o "las personas que hacen la política"? En una democracia la política la hacemos entre todos y todas, en tanto que ciudadanos. Todos y cada uno tenemos la OBLIGACIÓN de responsabilizarnos de los asuntos de la res publica. Lo contrario es renunciar a la ciudadanía y convertirnos en súbditos. Precisamente la vida en democracia (en la de verdad) se basa en que todos somos políticos, y por tanto el interés de los que hacen la política es el interés de todos, el interés general, frente a otros sistemas en los que uno o unos cuantos parásitos se reparten el pastel. Si esperas que otros resuelvan los problemas por ti lo que estás haciendo es asumir que no vivimos en una democracia, sino en una aristocracia, donde una cierta casta toma las decisiones por todos y el resto estamos obligados a acatar.


Y no, claro que no vivimos en una democracia. Como parece ya por fin se va intuyendo, vivimos en una aristocracia (aristocracia = gobierno de unos pocos), pero si esto es así es también porque mucha gente se dedica a quejarse desde el sofá pero no hace nada para cambiarlo. ¿Estás en contra del sistema? ¡Cojonudo! Vente conmigo a derribarlo. Y si mis propuestas no te convencen, busca otras que lo hagan, o aporta las tuyas propias, pero basta ya de pataletas.

Sorprendente que hayas llegado hasta aquí...

Como decía antes, la política es un asunto de razón y no de fe. Si de verdad quieres cambiar las cosas, aquí te dejo un plan de trabajo:

1) Identifica qué es lo que no te gusta. Por ejemplo: no me gusta que en este país el gobierno tome sus decisiones sin contar con la gente.

2) Define tus objetivos. Por ejemplo: quiero que reformemos el sistema político para transformar esta memocracia participativa en una democracia directa. Obviamente para poder definir un objetivo es necesario un análisis serio y riguroso, estudiando alternativas y eligiendo la mejor, entendida como un equilibrio entre factibilidad e idoneidad teórica.

3) Diseña estrategias. Ejemplos: fundar un partido político y presentarse a las elecciones. Organizar un movimiento asambleario y horizontal y empezar a vivir fuera del sistema. Sacar los cuchillos y pasar por la piedra a todos los malnacidos que nos chupan la sangre. El número de alternativas es ellevadísimo, cada una con sus pros y sus contras, y hay que ser muy cuidadoso y analítico con la elección.

4) Ejecuta el plan de acción hasta el final, teniendo siempre claro que una renuncia personal (por agotamiento, pena o por el motivo que sea) es una victoria para el enemigo.

5) Estate mentalizado para la derrota, pues es lo más probable que suceda. Esto no quiere decir caer en el desánimo; todo lo contrario. Hay que tener presente que nosotros para ganar solo tenemos que ganar una vez, mientras que nuestro adversario para ganar tiene que vencer siempre.

Espero que este tocho le sirva a alguien para algo.

¡¡EMPODÉRENSE, CARAJO!!